Es el síndrome de la “Torre de Babel” y el que lo tiene padece lo que se conoce como “incomprensión ante no se que de no se cuando”. Es chungo, pues al igual que en la Biblia parece que en ese momento alguien, pongámosle por nombre Dios, por ejemplo, te ha tocado con su varita (bastón o rayo místico) y te ha dejado sin palabras para expresar lo que sientes o piensas. En ese momento dejas de ser español, suizo, inglés, chino, extraterrestre o cualquier otra cosa y te conviertes irrefutablemente en un incomprendido. Del planeta de incomprensionlandia, calle “no understable”.
Eso sí menos mal que siempre nos quedarán las coletillas o frases que nos salvan el culete, como:
-“ Tu me entiendes”
-“ No, si yo se que tu sabes lo que yo quiero decir”.
-“ Bueno, seguro que no era nada importante”.
-O la imprescindible…”nada, nada, sino era nada”.
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