sábado, 4 de agosto de 2007

La caída de la Torre de Babel.

Estáis hablando con alguien, sobre cualquier cosa, y en ese momento una idea, un pensamiento se cruza por vuestra cabeza y quiere salir afuera. Abrís la boca y ponéis en funcionamiento los engranajes de vuestra cabecita. Pero no hay manera de expresar lo que quieres decir, ese fugaz pensamiento, esa magnifica idea en tu cabeza que se convierte en basura cuando sale por tu boca.

Es el síndrome de la “Torre de Babel” y el que lo tiene padece lo que se conoce como “incomprensión ante no se que de no se cuando”. Es chungo, pues al igual que en la Biblia parece que en ese momento alguien, pongámosle por nombre Dios, por ejemplo, te ha tocado con su varita (bastón o rayo místico) y te ha dejado sin palabras para expresar lo que sientes o piensas. En ese momento dejas de ser español, suizo, inglés, chino, extraterrestre o cualquier otra cosa y te conviertes irrefutablemente en un incomprendido. Del planeta de incomprensionlandia, calle “no understable”.

Eso sí menos mal que siempre nos quedarán las coletillas o frases que nos salvan el culete, como:

-“ Tu me entiendes”

-“ No, si yo se que tu sabes lo que yo quiero decir”.

-“ Bueno, seguro que no era nada importante”.

-O la imprescindible…”nada, nada, sino era nada”.

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