viernes, 2 de marzo de 2007

Y soy rebelde... con causa.

Hay Dios mío.... que difícil esta vida y que divertida vivirla. A veces es bonito mirar atrás y ver como errores ya pasados o sucesos ya ocurridos se reflejan en otras personas y decirte a ti mismo, tengo la suficiente experiencia para ayudar y para que no me ocurra a mí.

El otro día un profesor nos comento que los jóvenes de ahora somos poco rebeldes, poco luchadores. Y yo me pregunto ¿Será verdad?. Entonces me puse a reflexionar, como suele pasar esa reflexión me llevo a una conclusión. Y esta fue que sí, no un sí rotundo, pero si un sí condicional. Nos pisan, juegan con nosotros, nos manipulan y nos toman por idiotas inexpertos y nosotros no hacemos nada o si lo hacemos no tenemos respaldo por otros jovenes.

El mundo necesita cambios, no es que me ponga melancólico, es que necesita cambios. Necesita que lo mejoremos, que luchemos por aquellas cosas que nos parecen importantes, que no nos quedemos frente a la televisión y desenchufemos, debemos sacar nuestro espiritu rebelde ( que no rebelde way) y hacer frente de una forma u otra a esas cosas que nos inquientan.

Quiero poner un ejemplo, quizás un poco exagerado, o no?

El otro día se celebro el I torneo de Aprendizaje de futbol en mi ciudad, el campeonato se realizaba en el campo de hierba y tuvo una gran afluencia de público y participantes. En las normas del torneo se les decía a los participantes que ganasen o perdiesen iban a tener premio, una camiseta o una gorra. El torneo se celebró y finalizado algunos chicos se quedarón sin camisetas, ni premios. ¿Qué ocurría no eran parte del todo? ¿No había camisetas? Me acerqué y pregunté, decían que no quedaban camisetas, pero después de decir esto y volverse vino un cargo del ayuntamiento y les dío dos camisetas para los hijos de esta persona que ni siquieran había sido partipantes.

Y porque cuento esto, porque mientras esos dos no participantes tenían una sonrisa de felicidad, otros participantes, lloraban desconsolados por no tenerla aún habiendo sudado en el campo de juego. ¿Me pongo dramático? No, que va. Pero esas camisetas pueden significar más que un simple premio injusto, pueden significar la facilidad con la que la gente nos quita lo que es nuestro y como nosotros desde pequeño estamos en manos de gente a la que no le importamos. Gente que se mueve por el capital, por la codicia, gente para los que la gente no es más que materia prima, personas que creen que las personas somos corderos de un mismo rebaño y que les vamos a seguir y servir para que gracias a nosotros vivan calentitos en el invierno.

Sí, mi profesor tiene razón. Y Estoy seguro de que sí, si no cambiamos nosotros esto, seguiremos siendo ese niño que llora desconsolado en las gradas...

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